A los 63 años, Teresa Vera cierra un capítulo fundamental de su vida: su labor en el Club Andino Bariloche (CAB), donde dejó una huella imborrable. Nacida y criada en Bariloche, en el barrio Las Quintas, comenzó a trabajar en el club en marzo de 1981, cuando tenía apenas 18 años y un hijo de 11 meses, Fabián.
Su historia laboral comenzó en la Farmacia García Cano, pero apenas ocho meses después, Osvaldo Suárez, entonces tesorero del CAB, le comentó a sus hermanos que buscaban un cadete. Teresa se presentó y, tras una prueba, quedó en el puesto. Desde entonces, se convirtió en una pieza clave en la institución.
Más de cuatro décadas de compromiso
Conocida como «Tere CAB», recuerda con cariño sus primeros años de trabajo, cuando se realizaban depósitos bancarios, se llevaban notas a firmar y se usaban máquinas de escribir para gestionar la comunicación con los socios. “Se hacían folletos en stencil y se enviaban por correo junto con revistas y anuarios”, cuenta. Durante 25 años trabajó junto a Natalina Zandegiacomo, otra gran compañera y amiga con quien compartió la responsabilidad del área administrativa. «Con Natalina estuvimos solas trabajando casi 10 años, de 1992 a 2005 y en general fueron más años de felicidad que de tristezas y a pesar de haberme ido muchas veces llorando a mi casa agradezco haber tenido este trabajo».
Uno de los momentos más intensos de su labor fue cuando junto a Natalina, entre 1992 y 2005, sostuvieron solas gran parte del trabajo administrativo del club. También recuerda su rol en la Central de Atención de Emergencias (CAX), donde ayudaban a convocar grupos en caso de accidentes en la montaña. «Eran otros tiempos y si sucedía algo ayudábamos a convocar a los grupos de salidas, todos tenían teléfonos fijos».
En 1991 nació su segundo hijo, Fernando, y mientras su familia crecía, su compromiso con el CAB se mantenía firme. Vio pasar a ocho presidentes: Vicente Ojeda, Víctor Enevoldsen, Hugo Jung, Manuel Gómez, Ramón Chiocconi, Martín Joss, Martín Enevoldsen y Juan Pablo Ordóñez.
«De Vicente lo recuerdo mucho, su presencia, tenía un gran liderazgo creo que fue el mejor, pero de todos me llevo mucho. Con Hugo Jung recuerdo sus charlas, sus anécdotas y de cómo defendía al club. Durante la presidente de Victor Enevoldsen recuerdo que Oscar Pozas y Mari Pastrello.
«Luego pasó Manuel Gómez, quién había llegado de Buenos Aires, pero que dio todo por la entidad más tarde vino Ramón Chiocconi quien estuvo poco tiempo siempre quiso al club y además toda su familia pasó por acá de esas que son numerosas y que tienen los colores del club y digo esto porque durante los primeros años todo era color azul, rojo y blanco, los chicos de montaña y del esquí era obligatorio usar algo relacionado con el CAB, en todos estos años recuerdo a Pedro Klempa y a Carlos Viaene fueron épocas donde era un orgullo pertenecer al club y donde llegamos a tener 800 chicos en la temporada donde todo se hacía a mano».
Los gerentes
Durante su vida laboral, Teresa Vera vio pasar a cinco gerentes del club. Oscar Pozas, Manuel Gómez, Carlos Aristegui, Berta Sebastian y Jorge Mroz. De esto indica que «todos te enseñan algo, todos tuvieron papeles diferentes y buenos para el club. Oscar Pozas fue muy buena persona, Beta es una mujer muy trabajadora que hoy todavía continúa en la comisión directiva didicándole mucho tiemppo al Club. Jorge Mroz fue un gran compañeros durante su período tuvimos cambios administrativos y luego la pandemia que fue muy difícil para todos nosotros».
Tiempos de cambio y evolución
Teresa vivió momentos de incertidumbre, como cuando en la presidencia de Víctor Enevoldsen desvincularon a Oscar y Mari y creyó que su puesto corría peligro. Sin embargo, su compromiso y trabajo la hicieron permanecer en la institución.
“Cuando me tocó estar en la secretaría de carreras, los resultados se pasaban en máquina de escribir y nos quedábamos hasta cualquier hora”, recuerda. También menciona a grandes figuras del CAB, como Ricardo Arenas, Perica y Tedy Alder, cuyos nietos hoy representan a la institución en esquí de fondo.
Entre tantas personas que marcaron su vida en el club, destaca a Iván Bonacalza, “un tipazo, solidario y comprometido, creo que en él quiero resumir la cantidad de gente buena que conocí dentro del club, hoy somos amigos; a Andrea Cimorelli, “una coordinadora muy prolija y comprometida”; y a Anita Antón, quien “siempre tuvo la camiseta del club puesta”.
Un adiós cargado de gratitud
Su retiro coincide con la presidencia de Juan Pablo Ordóñez, de quien destaca su dedicación y el esfuerzo por fortalecer el club. «Hoy hay muy buena vibra en el personal, Alejandra está en un lugar complicado, difícil, pero no imposible de ella me llevo muy buenos recuerdos a veces con diferencias pero siempre buscando estar bien, logré conocerla y nos respetamos como somos y la quiero. Marcos es un buen trabajador y compañero. Silvina hace poco que está en el club pero es buena compañera, trabajadora y prolija. Nadia también hace poco que está en el club es la persona que me va a reemplazar es muy trabajadora y colaboradora. Gerónimo también hace poco tiempo que arrancó se está dedicando a recuperar y hacer muchos cursos y actividades es buen compañero. Don Torres, hace muchos años que está trabaja mucho y somos amigos. Noelia. también hace poco que comenzó y es muy buena compañera».
Sobre el final Teresa Vera, reflexiona e indica que «comparando épocas extraño desde 1981 hasta el 2000 cuando el socio venía todos los días, a compartir un mate o alguna charla y se hacían reuniones masivas en el club pero me llevo muchos recuerdos, un amor muy grande por esta casa y cantidad de amigos, gente buena, buenos recuerdos y mucho aprendizaje. Creo que di todo, di muchas cosas, muchas horas, trabajé fuera de hora en cosas sin que nada de eso me pese»
«Quiero agradecer a Dios por acompañarme siempre a mis padres agradecerle intensamente (hoy sólo está mi madre) por cuidar de mis hijos para que yo pudiera trabajar tranquila . A mis hermanos por todo el apoyo en estos años, a mis hijos pedirle disculpas por no haber estado más con ellos por el trabajo y agradecerle a mis tres nietos Micaela (22) Roman (16) y Francesca (12) que los amos con todo el alma. “Me voy con el corazón lleno de recuerdos, de amigos y de historias que jamás olvidaré. A todos, muchas bendiciones. Los quiero”.
El Club Andino Bariloche despide a Teresa Vera con el reconocimiento y el cariño de todos aquellos que compartieron con ella estos más de 40 años de dedicación y amor por la institución.