La salida del domingo 7 de Mayo fue una hermosa experiencia que no por conocida fue menor. El Cerro La Buitrera, en la zona de Ñirihuau, siempre nos deja maravillados por la extrañas formaciones y por el avistaje de cóndores.
Veníamos de un sábado de lluvias y mal tiempo que no nos aseguraba la caminata del domingo, pero el buen ojo y la experiencia de nuestro guía, Tomás, nos brindó un día de maravillas. Salimos del C.A.B. con muchas nubes y lloviznas, pero al poco tiempo de andar en camino, el cielo comenzó a despejarse y a espiarnos el sol.
Primera parada coincidió con unos bellos hongos comestibles a la vera de la ruta y fue imposible no bajar a fotografiarlos y juntar “algunos” para matizar la futura cena.
Llegamos a la Estancia de la familia Crespo y su dueña, muy amablemente, salió a recibirnos. Bajamos todos, nos acomodamos mochila y capucha y emprendimos la subida.
El valle del Ñirihuau ha sido estudiado por sus valores geológicos y paleobotánicos, y hasta se registra el descubrimiento de petróleo en los años 30. Las formaciones que vemos en la parte superior son paredones de 100 mts. formados por cenizas volcánicas y pequeñas piedras talladas por la erosión del viento y la lluvia.
Todas esas oquedades son dormideros de cóndores, que les permiten anidar y cobijarse, mostrándose al amanecer y atardecer de cada día.
Una excelente caminata nos llevó hasta un pequeño bosque incendiado que recorrimos fácilmente y, desde el pie de las formaciones, pudimos apreciar el resto de los cerros de muy bellos colores, y al fondo el Cerro Challhuaco cubierto de nieve. A lo lejos pudimos ver el Cerro Leones y el Villegas, apreciando con exactitud el lugar donde nos encontrábamos.
Nubes bajas, vastos pinares (plantados por la mano del hombre), cerros multicolores y para concluir la tarde el avistaje de siete cóndores que se deslizaron arriba de nuestras cabezas.
Que más se puede pedir para una tarde lluviosa….. Creo que en tres palabras se suelta la definición: Grandezas del Universo…!!
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