El domingo pasado, 21 de marzo, un día de sol radiante y sin viento, dio la bienvenida al otoño y acompañó nuestra salida del Grupo Excursionista de Adultos. Logramos hacer por segunda vez la ascensión al Cerro Los Monjes, cumbre muy anhelada desde hace mucho tiempo.
En esta oportunidad, gracias al permiso de los dueños de la estancia, con un grupo de 40 personas separadas en subgrupos, lo ascendimos por una senda no habitual, atravesando campos y fabulosos bosques vírgenes.
Si bien el recorrido por este lugar fue mucho más largo y exigente que por el sendero que normalmente se utiliza, la recompensa al esfuerzo fue magnífica: logramos vistas únicas, y observamos ciervos en su hábitat que pasaron corriendo a pocos metros de nosotros.
Para celebrar, colocamos libro de cumbre en conmemoración de los 90 años del Club, junto con una libreta firmada por todo el grupo que participó de la excursión.
El paseo fue intenso y el regreso a los autos se tuvo que hacer con linternas, ya entrando la noche. Todos quedamos encantados con este día compartido.
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¿Por qué dejar un “libro de cumbre” en la cima de una montaña?
Roni y Vito colocando «Lata de Cumbre»
Desde los comienzos de montañismo en el mundo el hombre quiso dejar un testimonio que fuera la prueba de que había logrado llegar a la cumbre. Al principio fueron cosas simples, como juntar muchas rocas y hacer un mojón de piedras, incluso de tamaño prominente que fuera visible desde lejos; o colocar un palo, con alguna tela o alguna prenda de ropa, a modo de bandera. Más tarde llegaron los símbolos religiosos y en muchas montañas se colocaron cruces. Sin embargo, estos elementos no fueron suficientes, era necesario indicar quién había sido el primero en llegar a esa cima o incluso indicar por qué vía se había subido. Así poco a poco, comenzaron los primeros libros de cumbre o libros de registro de las ascensiones.
Algunos escriben hasta detalles de la subida, la fecha, los tiempos hechos, y otros solo ponen su nombre y apellido, y están los que sólo dejan su firma. Los recipientes donde van estas libretas son de lo más variados: nichos especialmente construidos para tal fin con su puerta de metal, recipientes plásticos, envases de vidrio o latas de metal.
En algunos países, gracias a los clubes de montaña locales, cuando se llenan esas libretas se cambian por otras sin uso. El libro de cumbre ya utilizado se baja y se guarda en la biblioteca del club.
En el Club Andino Bariloche por un largo periodo se colocaron en muchas cumbres unos compartimentos especiales hechos de metal, y las libretas llenas se guardaban en la biblioteca. Pero esta tradición con el tiempo se fue perdiendo hasta casi desaparecer.
Por eso, desde hace muchos años, Roni Monrás, referente del GEDA, tomó la determinación de juntar latas grandes con tapa, de pintarlas de rojo y colocarles calcomanías alegóricas al CAB. Dentro de la lata deja mensajes de protección de la naturaleza, más todos los datos y números de teléfono y frecuencias de radio por si se necesita un auxilio en la montaña. Y, por supuesto, una libreta y algunos lápices negros para que la gente escriba. Junto con los participantes del Grupo Excursionista de Adultos ya han dejado unos 50 libros de cumbre por los cerros de la zona.
Aunque parezca increíble, muchas de estas latas son robadas, arrojadas a muchos metros de la cumbre, se rayan, algunas son destruidas. Pero los integrantes del GEDA persisten y las reponen.
Este año, 2021, se cumplen 90 años del Club Andino y que mejor regalo que engalanar las latas de cumbre de esta especial manera, con el logo del aniversario. Ya la primera está en el cerro Los Monjes.-
Relato: Roni Monrás – CAB