El domingo 6 de mayo nos citamos los Caminantes de Baja Dificultad en la puerta del Club Andino para una salida hasta Paso Córdoba, Parque Nacional Lanín, Pcia. de Neuquén.
El día se presentó con nubes muy bajas y mucha bruma que daba al paisaje un aspecto enigmático. Una vez llegados a Confluencia, donde se unen las aguas del río Traful con las del río Limay, accedimos por el puente que nos llevó a la entrada del Parque Lanín para comenzar el recorrido.
Paso Córdoba nos recibió pleno de niebla y una vista de 56 kms. de ripio hasta el Lago Meliquina. El Paso tiene 1.300 mts. de altura con caminos serpenteantes que avanzan en pendientes y curvas, descubriendo valles cubiertos de lengas amarillas, anaranjadas y rojas, mostrándonos un otoño que estalla en colores.
A su vera, formaciones parecidas a castillos medievales de paredes escarpadas o pucarás incaicos de rocas trabajadas a través de miles de años por el viento, el agua y el hielo, que se encargaron de modelarlas en caprichosas formas. Muchas de ellas con cuevas o pequeñas oquedades donde se refugian aves de distintas familias.
El camino avanza sinuoso con pronunciadas caídas, conviertiendo el paisaje en una bella postal esteparia.
Luego llegamos al desvío de 5 kms. hasta el lago Filo Hua Hum, adentrándonos en la cordillera. Fuímos siguiendo el cauce del río Caleufú, lleno de rápidos de aguas azules no muy profundas y con remansos poblados de truchas. Zona en donde Sayhueque gobernaba las tribus “manzaneras” desde su toldería, mostrándonos así la cantidad de historias que podrían narrar esos caminos y cipresales. Filo Hua Hum no solo es un bello y escondido lago, su peculiar nombre deriva de la lengua mapugundún (mapuche) y quiere decir filo (víbora), hue (lugar donde hay) y hum (criadero), lo que se traduciría como: “donde hay semillero de víboras”.
Menos mal que nuestro paseo fue avistar, cerros, ver fauna y flora del lugar y bellos paisajes, ni tuvimos oportunidad de encontrarnos con una de ellas. Lo que si avistamos con sorpresa y agrado fueron ejemplares de viola volcánica, una hierba perenne muy difícil de hallar. Solo en éstas arenas de origen volcánico pueden crecer.
Y, en el lugar más cálido y hermoso, nos reunimos para terminar el día con unos ricos y calientes mates, un tecito recomponedor y algo rico para comer. Fotografía general en el mirador y todos muy felices con lo vivido de vuelta a casa para esperar la próxima salida.
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