El pasado domingo 25 salimos a caminar por la zona del Río Manso inferior, con gran entusiasmo ya que por fin el clima nos permitió retomar nuestras actividades.
Comenzamos nuestro recorrido cruzando la primera pasarela del Manso, donde como primer encuentro de la mañana nos recibió una hembra de Martín Pescador posando para las fotos. A partir de allí nos dirigimos hacia el oeste siguiendo el sendero que bordea la margen norte del río. Desde muy temprano se nos unió el perrito Benji, que nos acompañó durante toda la caminata.
Durante varias horas caminamos de a ratos por lugares abiertos, de a ratos entre añosos maitenes y ñires cubiertos de líquenes y musgo. Nuestro guía, Daniel Gómez, nos explicó sobre la flora nativa, así como sobre el efecto del pastoreo en los renovales. A pesar de todo encontramos varios jóvenes renovales de ciprés y coihue todavía presentes.
Como de costumbre compartimos prismáticos para disfrutar de las aves, entre ellas zorzales, rayaditos y una pareja de carpintero pitío. La estrella del día fue un caburé a quien descubrimos cazando un ratón al margen del sendero. Después de un buen rato observándonos mutuamente seguimos adelante nuestro camino.
Cerca del mediodía disfrutamos de nuestro almuerzo a orillas de uno de los varios arroyos que cruzan el sendero para desembocar en el Manso. Desde allí continuamos hasta uno de los sitios donde el camino se encuentra con el río Manso, el final planeado originalmente para la caminata del día. A pesar del frío, decidimos continuar nuestro recorrido durante algunos kilómetros más. Finalmente llegamos a un nuevo cruce entre el sendero y el río, en un claro cerca de una antigua tranquera, a unos 8 kilómetros desde el inicio de nuestra caminata.
Por la tarde tuvimos la suerte de que un clima soleado y un poco más cálido nos acompañara durante el regreso. Cerramos el día nuevamente a orillas del río, compartiendo junto a la pasarela nuestra ya tradicional merienda.