Este domingo decidimos entre todos los presentes cuál iba a ser nuestro objetivo de paseo. Debido a la las dificultades para transitar por el camino, nevada mediante, hacia el Cerro Challhuaco, el cual había sido el sitio inicial elegido para caminar con raquetas, nos pareció muy atractiva y accesible para llegar con nuestros vehículos la propuesta del guía Juan José de caminar por la senda de La Cascada de los Duendes avanzando luego hacia Playa Muñoz, ya que se podría acceder fácilmente.
Una vez en el inicio de la Senda hacia la cascada, la sorpresa fue grandiosa ya que nada podíamos reconocer como la senda de siempre. El bosque de antiguos coihues, cañas y arbustos cubiertos de nieve presentaban una novedosa escenografía en torno a nosotros en tonalidades diversas entre el blanco, pardo y grises.
Al arribar a la cascada nos sorprendió otra vez la novedad del paisaje al ver la intensidad de la caída del agua y como el torrente estrepitoso se perdía debajo de abultados mantos de nieve.
Al regresar de allí nos introdujimos en la senda que va hacia Playa Muñoz, inmersos en un túnel de cañas y arbustos encorvados por el peso de la nieve. Nuestro paso tranquilo y pausado nos permitió disfrutar la magia del bosque invernal: los colores novedosos, brillos intensos, el polvillo blanco que al caer de las ramas altas centellaba contra el sol, el piar de los pájaros disfrutando la jornada de sol, etc.
Lentamente fuimos ascendiendo hasta llegar al Arroyo La menta, y el paisaje se abrió permitiéndonos observar una bellísima vista panorámica del Lago Gutiérrez, Cerro Ventana, Cerro Otto, Bariloche a lo lejos, cubierta del sorprendente manto blanco de la última nevada.
Almorzamos en un claro para luego emprender el regreso, felices de haber disfrutado este hermoso paseo con raquetas, pleno de sol, vistas sorprendentes y la presencia de la alegre camaradería que nunca falta en las CBD.
Ver fotos